jueves, 16 de diciembre de 2010

Hacia una concepción moderna de la autonomía universitaria

En una concepción moderna de la autonomía universitaria la lógica de la participación de la comunidad asume el compromiso de la corresponsabilidad en la construcción de los ambientes y escenarios para la mejora continua y logros, mediante el reconocimiento de la calidad de sus funciones sustantivas. Esta formulación exige una comunidad que promueva el debate en los diversos cuerpos colegiados, la inclusión y reconocimiento de la diversidad, pero lo más importante en términos de congruencia social, la promoción de la democracia interna, la problematización como acto indispensable para repensar a la educación superior y a la universidad pública. En este marco, la autonomía universitaria se configura como un acto de comunicación entre la Institución y las entidades gubernamentales, entre sus procesos y productos académicos en vinculación profunda con las grandes necesidades sociales de la sociedad mexicana. Una nueva conceptualización sobre la autonomía, pasa por enriquecer las grandes propuestas, formuladas en políticas, en la dinámica de su inmersión en las sociedades del conocimiento, en las respuestas y enriquecimiento de los escenarios futuros y en la tarea y responsabilidad de apoyar el cambio social, de restituir el tejido social con la formación de un nuevo ciudadano. Esto requiere romper con el esquema estático de la autonomía universitaria, aquella que se abandera cuando se exige transparencia y rendición de cuentas, o cuando se trata de inmovilizar al universitario contestatario o tratan de defender a hegemonías universitarias o élites que ejercen el poder de manera unilateral y asfixiante. La comunidad universitaria, los académicos tenemos mediante la organización en red, la oportunidad de intervenir en la regeneración del tejido universitario, para abrir las puertas de los campus universitarios.
Los observatorios académicos universitarios, son la posibilidad que ya nos demuestran los colegas de la Universidad Autónoma de Baja California. Es evidente que sí podemos caminar hacia nuevas formas de entender el cambio y el papel de la universidad pública.