miércoles, 4 de mayo de 2022

De Centros Temáticos a Centros Regionales: Consideraciones al Dictamen Número IV/2022/022 aprobado por el HCGU. ¿Y el debate?

Víctor Manuel Rosario Muñoz

En mi calidad de profesor investigador recientemente jubilado y en virtud de mi historia académica en la Universidad  de Guadalajara como participante directo en el proceso de Reforma Académica desencadenado entre los años 1991 – 1994 y coordinador responsable, entre otras actividades institucionales, del diseño de los Modelos Académicos tanto del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (1993-1994) como del Centro Universitario de Los Valles (2000) entonces Campus Universitario, me permito compartir mis reflexiones y preocupaciones institucionales en relación a los resolutivos del Dictamen Número IV/2022/022, a saber:

Consideración General:

Uno de los principios para el diseño, actualización y reestructuración de un Centro Universitario se ubica en reconocer que es un proceso que debe asumirse desde la dimensión curricular, con el protagonismo e integración de las funciones sustantivas a la luz de los objetivos de la Universidad de Guadalajara. Esto es, los cambios para la reconfiguración, como se propone,  de los Centros Temáticos no debe obedecer a un proceso técnico, operativo o de adaptación a variables específicas para proponer una nueva denominación. Tampoco es suficiente un cambio con el argumento, noble, de ofrecer programas educativos por la distancia geográfica de sus usuarios para “acercarles” la oferta educativa. 

Enfatizar en abrir una oferta educativa en centros universitarios que tienen campos de conocimiento multi, inter y transdisciplinar, trastocaría tanto la identidad como la lógica epistemológica de cómo se diseñaron y se construye el conocimiento o de cómo se asume la realidad en su complejidad. Pensar el cambio desde la creación o implementación de una oferta educativa para la formación de profesionales exclusivamente, con regreso a la visión disciplinar, privilegia una de las funciones sustantivas: la docencia. Lo anterior exige repensar, desde otros referentes teórico y metodológicos, una nueva reforma académica de la Red Universitaria de Jalisco, con criterios de participación colectiva, colegiada e incluyente de toda la comunidad universitaria y de los sectores involucrados. Se deberá considerar las implicaciones epistemológicas y pedagógicas establecidas en el Modelo Educativo de la Universidad de 2007 y de su puesta a punto debido a los cambios vividos por las universidades del país en los dos últimos años por la pandemia, por lo que será urgente iniciar el debate para reconceptualizar a la Universidad de Guadalajara desde el modelo académico y organizacional al que se aspiraría y establecer  los lineamientos para el cambio y transición de centros temáticos a centros regionales o multitemáticos. 

Reflexiones y fundamentos:

1.- El cambio institucional en cualquier dimensión que se proponga debe acompañarse de una serie de documentos base que describan el autodiagnóstico institucional, con el análisis histórico social, trayectorias e impactos de cada centro universitario (temáticos) desde su creación hasta el presente, con las estadísticas básicas por campos problemáticos, la  identificación de sus fortalezas y oportunidades desencadenadas en los últimos 27 años (1994-2021). El análisis de esta información, sistematizada, establecería, por consecuencia, los presupuestos de la propuesta que impulsa el Rector General para determinar su pertinencia y consecuentemente cambiar  los Centros Temáticos a Centros Multitemáticos o Regionales como lo establece el dictamen objeto de la presente reflexión. 

2.- La creación de  la Red Universitaria representó una gran cruzada de transformación en la que participó la comunidad universitaria, el sector público, privado y social. Fueron tres años de un amplio debate (1991-1994). Se profundizó en 1993 y se elaboró un documento rector aprobado por el Consejo General Universitario denominado: Red Universitaria en Jalisco, Modelo Básico de Organización, Propuesta de la Comisión Especial para la Descentralización. En este documento se conceptualizó el modelo de organización académica al que se aspiraría, en el sentido de integrar en los departamentos una lógica matricial y en donde la formación del estudiantado transitaría con una interacción multiprofesional, multidisciplinar e interdisciplinar. El único Centro Universitario que materializó dicha concepción matricial, a partir de los trabajos de una Comisión Académica Especial fue el Centro Universitario de Ciencias de la Salud. Es indudable que, en 27 años de creada la Red, la población del Estado y principalmente sus jóvenes, han generado una identidad social que expresa el valor que tiene la Universidad de Guadalajara en las conciencias de las  y los jaliscienses.

3.- Por lo señalado en el punto anterior, deberán ser objeto para el debate y enriquecer su narrativa los numerales IX y XI de los considerandos del dictamen, a la luz de las versiones originales de los modelos académicos y organizacionales que fueron la base de los dictámenes de creación de todos y cada uno de los centros universitarios. Las conclusiones sobre la lógica de construcción de cada centro universitario temático y regional provocará otra mirada y argumentación sobre lo descrito en dichos considerandos.

4.- ¿A qué concepción de lo “regional” se refiere el considerando XIII?. En los diversos documentos de trabajo de la Reforma Académica, previo a la aprobación de los centros universitarios, lo regional se asoció, junto con la descentralización (configurándose la Red Universitaria, como estrategia), a establecer dichos centros en las diferentes regiones territoriales geográficas del estado de Jalisco. Ubicándose la Universidad de Guadalajara como una institución que permitió a la juventud cursar estudios de licenciatura y posgrado en sus regiones, lo que en la práctica (habrá que ver los datos de control escolar) miles de estudiantes ya no acudirían a la zona metropolitana de Guadalajara a continuar sus estudios superiores. Esto detonó en las regiones del Estado y sus ciudades medias el desarrollo social, económico y cultural. (revisar el impacto de la Red en los estudios del Centro de Estudios Estratégicos para el Desarrollo o del Departamento de Estudios Regionales - INESER del CUCEA).  Valdría la pena clarificar en el cuerpo del dictamen, la concepción sobre lo regional en relación a como un Centro Universitario de la zona metropolitana lo asumiría. 

5.- Sobre los fundamentos jurídicos del dictamen en cuestión en el numeral VI se reconoce que la Red Universitaria se conforma con los Centros Universitarios, un Sistema de Educación Media Superior y la Administración General, ¿y el Sistema de Universidad Virtual?.

PROPUESTAS

Consideración General

En 2014 señalamos en un artículo publicado en la Revista de Educación y Desarrollo del CUCS, con el título:  Reconceptualizar a la Universidad de Guadalajara. A 20 años de la Red Universitaria de Jalisco, (Rosario, Alvarado y Marúm), tres preguntas clave para iniciar la reconfiguración de la Universidad de Guadalajara: ¿Qué Universidad de Guadalajara necesita Jalisco? ¿Una que produzca conocimiento científico y tecnológico de frontera u otra que satisfaga los problemas contextuales? ¿Cómo vincular a la Universidad de Guadalajara con los problemas de Jalisco a partir de las brechas existentes en las regiones del Estado?. Estas preguntas siguen vigentes. Hoy, además, es pertinente preguntarnos: ¿Qué modelo educativo fundamentaría el quehacer institucional de la Universidad de Guadalajara para un nuevo proceso de Reforma Académica integral de la Red Universitaria de Jalisco para el siglo XXI?. 

Lo anterior, considerándose los acontecimientos sociales, políticos, educativos y económicos de los últimos 20 años y con el reconocimiento de la conformación e implementación de nuevos ecosistemas de innovación en la educación superior, así como los valores emergentes de una sociedad más compleja y heterogenea. Si se está de acuerdo con dicha argumentación, se asume y justifica el inicio del debate para una reconceptualización de la Universidad de Guadalajara. 

Propuesta 1.- Que el Consejo de Rectores dictamine y formalice un órgano de planeación y seguimiento denominado:  Comisión Especial para la Reforma Académica y Organizacional de los Centros Universitarios Temáticos con el objetivo de establecer las directrices generales, mediante la elaboración de materiales básicos, para que en cada Centro Universitario se nombre una Subcomisión para la Reforma en cada Centro con criterios  de representatividad de sus integrantes.

Propuesta 2.- Cada Centro Universitario generará un modelo académico y organizacional debidamente consensuado con su comunidad universitaria apoyado con las propuestas de los sectores productivos, para fortalecer  la actual oferta educativa que ofrece, así como la nueva propuesta de programas educativos, la cual considerará la capacidad instalada de cada Centro, su pertinencia y las posibilidades presupuestales.  Las propuestas deberán enmarcarse en estudios de factibilidad desde una concepción ampliada. 

Propuesta 3.- Uno de los documentos urgentes que elaborarán cada Centro Universitario es el mapa de la movilidad del estudiantado de su lugar de residencia al Centro de adscripción.  Se trata de explicitar su tránsito de ida y vuelta. Dicho diagnóstico advertiría sobre la significancia respecto al trayecto de los usuarios. Esta acción se enriquecería con  una encuesta de opinión general a toda la planta estudiantil para valorar las necesidades y prácticas sociales al respecto.

Consideración Final

El tono de los argumentos que se han esgrimido enfatizan que, cualquier cambio estructural de los Centros Universitarios Temáticos deberá darse con el concurso de toda la comunidad universitaria mediante procesos colegiados e incluyentes. En este sentido, se debe reconocer que los cambios en los constitutivos del quehacer universitario, tienen una dimensión política como acto deliberado que involucra la razón de ser de la Universidad de Guadalajara, como institución pública cuyos impactos se deben ubicar como uno de los  elementos de la cuarta hélice que hace posible el desarrollo social y económico de un Estado, de un País. Por ello debe plantearse un proceso más amplio que el señalado en el Dictamen de referencia, es decir, más allá de la necesidad  e intención de acercar la oferta educativa al estudiantado derivado de su lugar de residencia. Las transformaciones universitarias reclaman que sus resultados se visualicen y se redireccionen por lo menos a 30 años en donde dicha visión se revise y calibre en cada segmento de gobernanza universitaria. 


miércoles, 24 de febrero de 2021

 LA PANDEMIA DE LA COVID 19 COMO OPORTUNIDAD PARA REPENSAR LA EDUCACIÓN SUPERIOR. POLÍTICAS, PRÁCTICAS Y EXPERIENCIAS


La crisis mundial que enfrentamos actualmente desencadena una serie de replanteamientos sobre la prestación de servicios en todos los niveles educativos. 

La educación superior, no es la excepción. Ante la imperiosa necesidad de analizar los últimos acontecimientos relacionados con la pandemia por la COVID-19 que han impactado fuertemente al mundo entero y particularmente a México en todos los sectores, hemos decidido concentrar nuestros esfuerzos como integrantes del Cuerpo Académico UDGCA-124 para analizar y profundizar en la problemática educativa que a partir de marzo de 2020 aceleró una diversidad de estrategias para no detener la docencia y continuar con los procesos formativos, más con incertidumbre que con certeza. 

En los últimos nueve meses se ha venido intensificando el uso de recursos tecnológicos con diferentes plataformas para el aprendizaje que han posibilitado las actividades de aprendizaje de manera no presencial, principalmente en casa por parte del alumnado como del profesorado. Un proceso disruptivo que requirió, en el camino, una replanificación curricular, la formación intensiva del profesorado para la educación a distancia en línea y la utilización de plataformas de comunicación para el trabajo colegiado e interacción con alumnas y alumnos. 

En el marco de las aportaciones por el grupo de investigadoras e investigadores del cuerpo académico se aporta, indudablemente, a una visión colectiva y colegiada y abre diversas posibilidades para generar proyectos de investigación que continúen con la problematización de la relación entre la educación superior universitaria en tiempos de pandemia. 

Una verdad se asoma, en el horizonte de las universidades e instituciones de educación superior, acelerada por la pandemia: la necesidad de repensarlas desde otros referentes epistemológicos, sobre la razón histórica y función social en la configuración de profesionales comprometidos con las transformaciones que se fraguan hoy en día. Ya no puede ser para mañana.



LIBRO



jueves, 31 de diciembre de 2020

 ¿Qué aprendí este año en tiempos de pandemia?

Un bosquejo

1.- Que los microorganismos patógenos son los que ejercen la hegemonía en el universo. El ser humano es un colono más.

2.- Somos un momento en el aquí y el ahora. Tan lejos y cerca de la vida y la muerte. Tan vulnerables e indefensos frente a agentes infecciosos microscópicos capaces de derrumbar sistemas sociales, políticos, económicos, educativos y de salud.

3.- La necesidad de reencontrar nuevos modelos, nuevas explicaciones de realidades que han tendido líneas de incertidumbre, desde los ámbitos íntimos cotidianos hasta el rol que jugamos en los espacios productivos - sociales.

4.- Falta fortalecer los valores universales para la convivencia humana. La educación requiere, desde esta visión, un replanteamiento profundo y significativo para formar un nuevo tipo de persona.

5.- El valor de las personas de tu círculo íntimo. Son el primer frente de las batallas de vida. Aparece el amor como el medio que le da sentido a la razón de ser de mi círculo.

6.- Identificamos nuestras debilidades y ausencias sobre las tecnologías y la realidad virtual. Tomamos decisiones para lo urgente y el futuro.

7.- Los profesionales de la educación encontramos nuevos contextos, protocolos, plataformas, proyectos y formas para comprender el fenómeno educativo. Repensamos nuestra práctica educativa y la práctica formativa del estudiantado.

8.- Repensamos nuestra viabiliad en el mundo de la universidad. ¿educar para qué?

9.- Las relaciones comunicativas deberán replantearse para generar y catapultar el talento humano

10.- Comprendí el significado de la pérdida. Amigos que ya no están, retiros forzados que tuve que asumir, desprendimientos de lo más querido, el descubrir que hay otros intereses y no eres el centro, en suma, establecer nuevos pactos sociales desde la familia, a valorar el tiempo y los impactos de nuestras accciones.


P.D. 2021 año de la esperanza, de la incertidumbre. Te esteré esperando con más fortalezas y menos debilidadades. Te espero también con ansia para seguir aprendiendo a vivir.



viernes, 7 de agosto de 2020

LOS RETOS QUE IMPONE EL COVID -19 PARA EL SISTEMA EDUCATIVO MEXICANO: 10 TESIS PARA LA RECONFIGURACIÓN DE LA ESCUELA

A casi seis meses del primer deceso por Covid 19 en México y con una cantidad de mas de 50 mil fallecimientos rumbo a la segunda semana del mes de agosto derivado, hay que señalarlo, de una estrategia carente de liderazgo y de una ausencia de políticas gubernamentales transversales y por regiones para hacer frente a esta pandemia, el gobierno federal ha establecido los criterios para iniciar el ciclo escolar 2020 -2021. Una decisión en donde se privilegia el acuerdo con las televisoras privadas y estatales como la columna vertebral del modelo pedagógico que se instrumentará para el sistema educativo mexicano,  tanto para la educación básica como para la educación media superior. Se ha decidido por la información más que por la educación.
En el contexto de esta pandemia, donde priva la incertidumbre ciudadana, no es tan mecánico el proceso para la movilización de millones de estudiantes en un país marcado por diferencias en los datos, respecto a los contagios, número de contagiados y capacidad hospitalaria, así como de las brechas estructurales de la sociedad mexicana en relación a los niveles de pobreza, acceso a los servicios básicos y dispersión geográfica. En efecto, se trata de reconocer que, para iniciar el ciclo escolar se requiere una verdadera reingeniería educativa, creatividad e innovación, categorías presentes en la historia de la práctica educativa en México, pero que hoy demanda de la recuperación de la experiencia de miles de profesoras y profesores, como de directivos,  quienes han estado lamentablemente al margen de las decisiones para este ciclo que está por iniciar. 
Si se trata de movilizar a la sociedad mexicana, es exigible una planeación estructural fincada en la realidad tan diversa, que debe ser incluyente y desde una perspectiva ética, reconociéndose como eje fundamental la diversidad y la promoción de nuevos saberes y valores sobre el autocuidado y la formación a distancia, asistida por diversas mediaciones o canales para la interacción con el alumnado mexicano. 
A continuación presento 10 tesis sobre las cuales se puede reconfigurar una ruta de navegación para la implementación del ciclo escolar, con énfasis en los aprendizajes y formación del alumnado como el centro del proceso educativo.
1a Tesis.-
La pandemia en México ha generado nuevas formas y condiciones en la vida cotidiana de la sociedad por lo que se requieren estudios sociológicos que expliquen las nuevas realidades del sujeto, familia y comunidad. 
Esta tesis sugiere que los organismos federales y estatales de ciencia y tecnología, universidades públicas y privadas, entidades de la sociedad civil, ya estuvieran volcados, mediante convocatorias de investigación, para develar los retos de las nuevas configuraciones sociales y las condiciones de lo que hoy se considera: ser familia o vivir en comunidad y en confinamiento. Esto representa un primer acercamiento a las nuevas realidades en donde las necesidades y los derechos de las personas tendrán que transitar en los  caminos que ha dejado la pandemia como acción inesperada y disruptiva, que trastocó el tejido social y las lógicas de una normalidad social que ya no va a ser como antes de la pandemia. Los resultados de estos estudios nos aportarían repuestas a preguntas tales como: ¿quiénes somos?, ¿dónde estamos?, ¿que tenemos?; ¿qué queremos?; ¿a dónde vamos?, ¿cómo configuro mi vida cotidiana? ¿cuáles son los retos inmediatos y futuros?. En efecto, se trata de develar las nuevas condiciones y situaciones estructurales que nos hacen ser familia y nos han embarcado en un nuevo saber convivir. Resultados que serían fundamentales para la formulación de nuevas políticas públicas.
2a Tesis.-
El inicio del ciclo escolar debe enmarcarse en el contexto de una crisis, de salud, económica y psicosocial. 
Esto significa que la movilización de todos los actores sociales implicados en la tarea educativa como de los recursos necesarios para atender  la desigualdad de oportunidades y acceso a los medios de comunicación, representan una prioridad, que no se negocia. Si la educación es un derecho universal y por lo tanto de las y los mexicanos, entonces ese sería el centro en la toma de las decisiones.  En esta línea se ubica el llamado a todos los sectores y actores económicos y sociales para unirse a la cruzada de aportar talentos y condiciones materiales para hacer posible los procesos educativos en todos los ámbitos geográficos, factor que está ausente en la propuesta de inicio del ciclo escolar. 
3a Tesis.-
El acto de educar en tiempos de pandemia debe conceptualizarse y resignificarse como un proceso humanista, integrador, totalizador, multiámbito, diverso, multitareas, mediacional y soportado en las tecnologías de la información y comunicación.
Asistimos a una versión más amplia y no menos compleja sobre el proceso educativo. No se reduce a la relación unidireccional entre un emisor y un receptor y en medio el mensaje. Este es el proceso que desde el medievo se desarrolla cuando la escuela llegó a organizarse en claustros en donde el centro lo representaba el maestro, el artesano y el alumno era el aprendiz. Hoy nos ocupa repensar tres conceptos centrales, el rol del profesorado, el papel del alumnado, el sentido de los contenidos de aprendizaje, el propósito de los aprendizajes y la intencionalidad de educar, (¿porqué? y ¿para qué?). Para el ciclo escolar por iniciar se privilegia una estrategia de carácter técnico e instrumental.
4a Tesis.-
Las modalidades para los aprendizajes deben establecer los lineamientos, para que los docentes planfiquen acciones de caracter híbrido en donde la modalidad a distancia asistida por medios de comunicación electrónicos y digitales, será la que se privilegie pero no cancela la posibilidad, bajo condiciones de vigilancia sanitaria, de otras situaciones para el aprendizaje que deben incorporarse en el modelo pedagógico en transición.
La propuesta sustentada en la construcción de aprendizajes mediante diversas formas que puede asumir la práctica docente, representa la oportunidad para superar, en tiempos de crisis por pandemia, la escolarización por antonomasia. Ya encarrilados en la posibilidad estructural para crear las condiciones materiales para acercar los bienes educativos, sobre todo a los dos últimos quintiles en condiciones de pobreza y de extrema pobreza, se deberá implementar un sistema educativo incluyente  y equitativo. La tarea institucional no se debe reducir a la transmisión de los contenidos educativos por las televisoras privadas y estatales, debe representar, también, la oportunidad para hacer realidad la infraestructura para todo el país como lo es, entre otros, la inversión para dotar de internet de banda ancha a los territorios que carecen de esta herramienta. Esta tarea requiere una gestión profunda mediante convenios con los principales proveedores de estos servicios tanto nacionales como internacionales.    
5a Tesis.-
La tutoría personalizada, presencial y asistida por las tecnologías y los círculos de estudio son herramientas significativas para una estrategia para el fomento de los aprendizajes del alumnado en los diferentes niveles educativos.
La comunicación efectiva entre el profesorado y el alumnado no se puede perder, aún a pesar de las condiciones de confinamiento que ha ocasionado la pandemia. Es evidente que la escuela mexicana no estaba preparada para un cambio estructural en las formas y procesos educativos, marcados por la tradición, acciones estructuradas o instituidas de años y que rayaban en la repetición y mecanización. Algunas de estas actividades se ubicaban en los tiempos y movimientos, en la organización escolar, las formas de actuación y el ambiente escolar, por lo general, altamente reglamentado. Sin embargo, la escuela no volverá a ser la misma despúes de esta contingencia mundial.  En este contexto, se tienen que visibilizar nuevas formas para la interacción y comunicación entre profesoras y profesores con las y los alumnos, con los padres y madres de familia, así como entre los directivos y el profesorado. La imaginación y creatividad del magisterio para configurar una estrategia es fundamental para que en los planes de clase se integren, no nada más, los contenidos sino la forma en que se desarrollarán los procesos para el aprendizaje y el fortalecimiento de valores tales como: saber convivir, el respeto muto, la prudencia, la inclusión, la diversidad, la cultura de paz. En este marco, cobran relevancia los círculos de estudio como los espacios de interacción entre profesoras y profesores con el estudiantado en el que se dialoga, se retroalimenta, se orienta, se dan pautas, se autoevalua, para el logro de los aprendizajes.
6a Tesis.-
Involucrar en una estrategia en tiempos de crisis a las y los jubilados, conformando brigadas multidisciplinarias para atender, comunidades de alta marginación, representa una ruta viable para el estudiantado mexicano.
El reto de una estrategia para recrear y redescubrir los contenidos de aprendizaje al alumnado de educación básica que ha planteado la Secretaria de Educación Pública, exige acudir y asistir sobre todo a los alumnos y alumnas de los lugares más alejados y por lo general en desventaja estructural. Hay comunidades de alta marginación en donde no hay energía eléctrica, mucho menos aparatos de televisión. Habrá que invertir para que el magisterio adscrito a las comunidades tengan y dispongan de una diversidad de recursos y materiales para interactuar, con estricta atención a las normas de salud para el autocuidado. Este proceso sería de manera presencial y a distancia con materiales autoinstruccionales. La movilización de jubilados sería voluntaria y se aprovecharía, además del talento, el trato mediante círculos de estudio. Esta tarea se realizaría en los ámbitos geográficos de los domicilios del magisterio jubilado. No nada más sería presencial, sino con la utilización de las diversas herramientas tecnológicas.
7a Tesis.-
La actualización y capacitación del magisterio se alzaría como una de las políticas eje para una educación a distancia, sobre todo en la modalidad mixta o híbrida, por lo que en esta estrategia se solicitaría el involucramiento de las instituciones de educación superior con experiencia en la formación de docentes.
Si bien es cierto que la llegada de la pandemia removió las estructuras del sistema educativo mexicano, desde la educación básica hasta la educación superior tanto de pregrado como de posgrado, también lo es el hecho de que, de manera urgente, se requiere identificar la expertiz institucional y los talentos para iniciar acciones de formación docente en los nuevos retos que enfrentan las maestras y los maestros de México. No es cosa menor, se trata de viabilizar el acto de educar asumiendo como variables intervinientes la desigualdad, diversidad y dispersión territorial del alumnado. Es una gran cruzada que requiere voluntad política y en donde los municipios son relevantes para ubicar y acercar a los niños y niñas a su formación elemental. Las universidades e instituciones de educación superior ya hacen lo propio, pero tadvía es insuficiente. La meta, involucrar al magisterio de los diferentes niveles educativos a una educación continua, frente a los nuevos paradigmas para educar en los próximos años. La escuela como la conocíamos, ha quedado atrás.
8a Tesis.-
El regreso a un nueva normalidad exige para el sistema educativo configurar un estrategia nacional para el seguimiento y retención del alumnado de todos los niveles educativos registrados antes de la pandemia.
Diversos estudios consideran que habrá un abandono escolar altamente significativo, principalmente en los tránsitos de la secundaria a la preparatoria y a la licenciatura, amén de los que por razones económicas y familiares, desertarán para atender las necesidades básicas de subsistencia.
El impacto de la pandemia en las familias mexicanas se ubica en las dimensiones tanto de la salud y económicas. La pérdida del empleo y por lo tanto, las necesidades para la subsistencia se han registrado ampliamente por organismos gubernamentales como por entidades de la sociedad civil. Se ha establecido que en el caso de México hemos regresado a los niveles de ingresos de hace 10 años. Aunado a esto, la carencia de una política generalizada para apoyar las fuentes de empleo, con la equívoca idea de no rescatar a empresarios, y de la ausencia de un ejercicio distributivo de recursos fiscales a las familias para hacer frente, de por lo menos 4 a 6 meses, que se considera es el tiempo más álgido de la pandemia,  ha representado uno de los principales errores de la actual administración federal. Se ha ideologizado y politizado la posibilidad de viabilizar el aparato productivo de este País, por lo que se asiste a una inmovilidad en la gestión política gubernamental y de un silencio inexplicable, perverso y de cómplices, de los actores políticos con posibilidades de hacer que las cosas sucedan. Parece que se le tiene un gran temor al garrote vil del ejecutivo quien lanza permanentemente amenazas veladas a aquellos que no coinciden o son críticos a las acciones de gobierno. Esta lógica también se observa en los actores políticos del sistema educativo mexicano sin desconocer una débil respuesta por parte de los gobiernos de los estados de la República. 
En síntesis, se requiere diseñar el programa nacional para el seguimiento, retención e incremento de la eficiencia terminal en el sistema educativo mexicano. Asumiría las particularidades en cada una de las entidades de acuerdo a sus realidades socionaturales y tendría recursos federales etiquetados para tal fin.
9a Tesis.-
El impulso a la investigación educativa sobre los principales campos problemáticos emergentes en el sistema educativo nacional, derivado de la pandemia, repesenta una prioridad con el surgimiento de una nueva escuela y con la participación del profesorado como de directivos, lo que generará nuevas explicaciones, argumentos, así como la comprensión de las nuevas categorías de la realidad que se viva a partir del nuevo ciclo escolar.
La Secretaría de Educación Pública deberá plantear una amplia convocatoria para fomentar la investigación sobre los nuevos escenarios, entornos y situaciones que se vivirán a partir del ciclo escolar 2020 - 2021. La función de la investigación aportará, durante la implementación de la nueva estrategia y de los criterios para el trabajo educativo, argumentos teóricos y metodológicos, para la toma de decisiones. En todos los casos, el profesorado deberá estar involucrado como sujetos y objetos de la investigación educativa. Algunos campos problemáticos sobre los cuales se pueden elaborar los proyectos de investigación son: débil integración y ausencia de saberes del profesorado sobre la educación a distancia; falta de diseño de políticas públicas para atender la nueva normalidad educativa y al estudiantado como el centro del proceso; baja o nula participación del profesorado en el diseño de las estrategias para la nueva normalidad eductiva; graves diferencias nacionales respecto a las condiciones  materiales para educar; débil profesionalización docente y de directivos para la educación a distancia y formación híbrida.
10a  Tesis.-
La nueva normalidad educativa requiere un modelo pedagógico en donde se consideren los constitutivos para hacer educación, en el que su diseño debe realizarse mediante una convocatoria abierta, para generar sentido de pertenencia por parte del magisterio.
Un modelo pedagógico es la propuesta y aspiración que contiene los elementos sustanciales o factores que harán posible el cumplimiento de las metas y el logro de las intenciones del tipo de persona que se aspira formar en su contexto y en base a los fines que se persigan. Es el paradigma al que se aspira y orienta las políticas públicas en todo lo que implica el desarrollo educativo.  El nuevo modelo pedagógico contendría los siguientes constitutivos: planteamiento de los fines e intenciones de la educación; el modelo curricular y sus diferentes modalidades educativas; la formulación del rol del alumnado y del profesorado; los medios y procedimientos para educar; los criterios y parámetros para la evaluación; los lineamientos para la comunicación con padres y madres de familia; la caracterización y desarrollo de la infraestructura y equipamiento para el soporte y apoyo de los aprendizajes; la estrategia de vinculación de la escuela con la comunidad y de otros sectores necesarios para su viabilidad y; el programa nacional para la formación y actualización de los docentes. El valor del autoaprendizaje será una de las intenciones que se deberá impulsar y fortalecer en toda la comunidad educativa mexicana.

Finalmente, estas reflexiones o tesis planteadas, requieren de ambientes políticos, sociales e institucioales para arrancar y viabilizarlas. Se trata de la reconfiguración del sistema educativo. Exige crear las condiciones de confianza y dar certidumbre para crear ambientes favorablen para la vida cotidiana del magisterio, que ahora se enfrenta a una de las batallas más importantes y determinantes del siglo XXI, educar en la no presencialidad, cuando la presencialidad viene de hace más de 500 años.






sábado, 11 de abril de 2020

LA NECESARIA TRANSFORMACIÓN DE LA PRÁCTICA DOCENTE UNIVERSITARIA DESPUÉS DE COVID-19

El Sistema Educativo Mexicano no será el mismo después de la pandemia del Coronavirus. Se ha trastocado el paradigma por excelencia para educar, la escolarización. Esto genera nuevos escenarios optimistas puesto que se acelerará la instalación, por fin, de otras modalidades educativas en la vida cotidiana de las actividades docentes e institucionales, que serán sumamente importantes en el marco de su integración para crear nuevos ambientes para el aprendizaje. En las universidades no es la excepción.

En el mundo educativo existen diferentes modalidades institucionalizadas en los niveles educativos y programas para generar aprendizajes: escolarizado, semiescolarizado, a distancia, abierta, en línea e intensiva. Cada una de esta formas también suelen combinarse, lo que representa diversas posibiliades que tiene el estudiantado para acceder y redescubrir saberes cognoscitivos, procedimentales y actitudinales. 

En el caso mexicano estas modalidades se empiezan a formalizar en las universidades, desde los años setentas, con la creación de los sistemas abiertos y a distancia. En dicha década, se denominó como educación no convencional o no formal e inició en la Universidad Nacional Autónoma de México (1972), el Instituto Politécnico Nacional (1974), la Dirección General de Institutos Tecnológicos (1974), la Universidad Pedagógica Nacional (1978),  y la Universidad Veracruzana (1980).

El debate se centra alrededor de una pregunta: ¿Qué oportunidades deja la contingencia para el desarrollo académico de las universidades, desde la perspectiva de otras modalidades no escolarizadas y en la idea de diversificar el acto de educar?

Se intentarán algunas respuestas desde la argumentación de dos supuestos, bajo la circunstancias de una contingencia disruptiva que aleja al estudiantado de los centros educativos.

1.- El profesorado universitario no termina de incorporar a sus prácticas docentes otras posibilidades educativas o herramientas tecnológicas que le permita, en estas circunstancias, crear y diversificar la construcción de aprendizajes y modelar ambientes para el logro de saberes que garanticen procesos de mayor conocimiento en el estudiantado. 

2.- Las universidades mexicanas, siguen en su mayoría, ancladas al sistema escolarizado como la modalidad educativa por excelencia. No han establecido en sus prioridades y diseñado políticas académicas que impliquen la movilidad e innovación de la práctica docente universitaria, de tal manera que los planes de clase puedan configurarse de acuerdo al perfil del estudiantado y mediante diversas modalidades educativas. Además, se ha identificado la incorporación de las unidades o sistemas de educación virtual o a distancia en la estructura organizacional, no desde la transversalidad formativa de los programas educativos, sino como entidades separadas estructuralmente de las escuelas, facultades o centros univesitarios en las propias universidades. 

En el primer supuesto se pueden advertir, todavía, las brechas que existen en el profesorado universitario respecto a la forma en que se concibe como docente, el rol que le asigna al estudiantado y la forma unívoca para hacer educación, en donde él o ella son los privilegiados para los montajes del proceso de aprendizaje en el aula. La paradoja es que mientras se avanza en el reconocimiento de que la diversificación de las mediaciones para el aprendizaje, representan la oportunidad para enriquecer los caminos para la construcción de saberes, la verbalización del acto docente, sigue como el medio privilegiado para la exposición de la información o de contenidos de aprendizaje, mediante la comunicación unidireccional, lo que no garantiza necesariamente, saberes  fundamentales para el logro académico del estudiantado.

Se tendrán que valorar los resultados de las políticas nacionales como el Programa para el Desarrollo Profesional Docente (PRODEP) y las específicas en cada universidad respecto a las acciones de formación y actualización docente en los últimos 10 años, que permita visualizar los impactos o resultados en la mejora del profesorado y de sus actividades docentes. Hay una riqueza, sin duda, en la formación y actualización docente sobre el campo de las tecnologías de la información y comunicación, sin embargo, se tiene una distancia importante respecto a su incorporación cotidiana en la planificación e implementación de las actividades docentes. Es decir, no ha sido suficiente la incorporación de plataformas tecnológicas o la utilización de dispositivos educativos, mucho menos su reconocimiento, como actividades generalizadas en el magisterio universitario.

Con respecto al segundo supuesto, las universidades deben plantear políticas de gran calado respecto a las nuevas tareas del profesorado universitario, en la función sustantiva de docencia. Lo anterior, en la visión de formar recursos humanos de alto nivel, lo que exige conceptualizar, a profundidad, la docencia como práctica profesional. Algunas de las tareas, no negociables, que enriquecerán la práctica docente universitaria son: dimensionarla en el marco de los programas educativos, como actividad eje de la formación. Lo relevante se ubica en los ejes curriculares de cada programa de licenciatura, maestría o doctorado a partir de los cuales se pueden determinar las líneas de investigación y por lo tanto proyectos específicos para el desarrollo del campo de conocimiento desde una perspectiva inter y transdisciplinar, así como las acciones de vinculación y difusión universitaria. En este marco, la docencia va más allá del acto administrativo de un horario, un lugar, día y el protagonismo del profesor o profesora, como actores principales. Representa la posibilidad de generar una de las intenciones fundamentales del acto de educar: aprender para transformar la realidad. Por lo tanto la docencia no es un acto supeditado a una función específica, puesto que guarda interrelación con la investigación de ida y vuelta, en donde ambas se potencian y comunican para la mejora integral y calidad de la vida académica de la institución.

¿En dónde se ubica el centro neuronal de la docencia como práctica? en la actitud del profesorado para dejar de hacer lo que ha hecho por años, dejar de decir lo que ha dicho y dejar de pensar lo que ha pensado en su perspectiva de ser profesor. Este planteamiento exige un rompimiento de la "comodidad" para hacer docencia, en la figura del cuadrado cuyas medidas se conocen a la perfección. Exige un compromiso para diseñar una nueva ética para el profesorado universitario, respetándose su historia e individualidad, que es la esencia de ser persona. Con estos constitutivos se asume a la docencia con el valor de la responsabilidad social, y absoluto respeto al estudiantado. Surge la movilización para confeccionar un plan de clase sustentable y vivencial, desde una práctica docente procedimental, con valores transversales, significativamente mediacional y diseñada en diversas modalidades educativas. Una práctica docente preparada para la contingencia para la disrupción de la realidad.

Reconocer la gran oportunidad que se tiene respecto a la organización de las actividades docentes para una formación del estudiantado, con valor agregado, es situarse a la altura de los retos que hoy en día se exige a la docencia universitaria; no para la repetición, sino para la anticipación y transformación.


sábado, 23 de noviembre de 2019

Liderazgo y Gestión Escolar de Excelencia




Víctor Manuel Rosario Muñoz
En los últimos años se han posicionado en el sistema educativo mexicano una serie de conceptos y enunciados que han configurado un discurso en el que pareciera que se conocen con certeza y profundidad, los problemas principales para transitar de manera innegable hacia la calidad educativa. En efecto, todos hablamos de calidad, liderazgo, gestión, innovación, cambio, transformación, entre otros, conceptos protagónicos. Sin embargo, asistimos a una gran contradicción y porque no, conflicto, el hecho de que los cambios exponenciales que se desarrollan en el aquí y en el ahora en la ciencia, la tecnología, las formas de organización institucional, las novedades en las formas de comunicación, evidencian una carrera desigual para los sistemas educativos, para las instituciones escolares. En sentido figurado, es una carrera entre un caballo pura sangre contra una tortuga.
A qué me refiero con esta reflexión, al hecho de que a pesar de nuestras dificultades, omisiones y sobre todo necesidades, el sistema educativo mexicano no se encuentra inmerso en un proceso integral en sus diversos niveles educativos, modalidades e intenciones en el proceso de educar, para transformar.
No es mi propósito compartir con ustedes un panorama desolador, pesimista, o de que ya nada es posible, todo lo contrario, es mi responsabilidad iniciar un debate abierto y sobre todo comprometido, compartiendo algunos indicadores sobre el contexto en el que nos encontramos. Veamos algunos datos:
-               15 millones de personas entre los 15 y 24 años están desempleadas en Norteamérica y Europa. Hay un 25% de desempleo juvenil en Francia e Italia. En España, el 45% de los jóvenes están sin trabajo. (Tapcostt y Williams, 2011, p.24)

-               En el caso de México y según datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (panorama 2010) establece que la asistencia a la escuela de la población de 6 a 11 años es casi universal (98.3%); mientras que para la población de 12 a 14 años desciende (91.6%). Para la población de 3 a 5 años es del 69.0% y de 15 a 17 años del 64.8%.
-               Los profesores de 6o de primaria en su mayoría cuentan con estudios de licenciatura o posgrado, dos terceras partes tienen entre 30 y 49 años de edad, menos de la mitad están incorporados a Carrera Magisterial y 13 de cada cien poseen dos años o menos de servicio docente.
-               Más de la mitad de los directores de primaria son varones, la mayoría cuenta con estudios de licenciatura y siete de cada diez dice participar en actividades de formación continua pertinente a sus necesidades actuales. La mitad de los directores de primaria no posee la clave correspondiente al cargo directivo y en proporción similar cumplen a la vez con tareas docentes; sólo la mitad está incorporado a Carrera Magisterial.
Frente a este panorama, me pregunto: ¿el liderazgo y la gestión educativa están en crisis?, mi primea respuesta es sí. ¿Cuáles serían entonces las causas para afirmarlo? ¿Desde dónde iniciar un proceso para romper con los paradigmas dominantes y hegemónicos que se han instalado en el sistema educativo mexicano? ¿Cómo detener el tsunami de la desesperanza, apatía y de la inmovilización de los actores institucionales?
Mi primera respuesta: Es necesario trastocar por completo las prácticas convencionales que han generado, como valor fundamental la espera pasiva de la ayuda externa para que las cosas sucedan. Me refiero específicamente en la imperante necesidad de romper con el monólogo educativo, los canales de comunicación de arriba hacia abajo, las estaciones de “radio” que se han erigido como las portadoras de las grandes verdades, en suma, se trata de romper con los viejos modelos de pensar y hacer educación, propios de la pedagogía industrial. Trastocar, en definitiva, las “torres de marfil” que se han construido por décadas en los diversos espacios educativos de este País.
Uno de mis propósitos de esta conferencia, es sin duda, aportarles algunos elementos viables que les permitan continuar con la reflexión y pasar a la acción con sus colectivos escolares.  Es indudable que el fenómeno educativo no se rige con recetas, ni con suposiciones, mucho menos con ocurrencias. El hacer educación requiere y demanda, primero, un profundo compromiso con México, una clara expresión de responsabilidad social, una vinculación sin regateos y sin omisiones del conocimiento y reconocimiento de las grandes necesidades nacionales. Por lo tanto, nuestra práctica no puede reducirse ni acotarse en los marcos del tecnicismo o instrumentalismo o de la aplicación del método, en sí mismo, para lograr la “excelencia”.
Exige, de inicio, la recuperación del espacio de la escuela como un bien público, que nos lleve a la regeneración de la confianza pública en el profesor, con nuevos motores, que conduzcan al acto de educar como generador de valor agregado, a la institución escolar como el espacio de la innovación permanente y propiciadora de respuestas sobre los grandes temas emergentes comoson: el desarrollo profundo en la comunidad educativa del quehacer cotidiano sustentable, velar por los derechos humanos, la equidad de género, el respeto a la diversidad y con absoluto compromiso con la inclusión y el reconocimiento del multiculturalismo como forma de vida.
Situados, entonces, en este andamiaje, veamos algunas vetas que se abren en este panorama.
Cuatro principios orientan las siguientes reflexiones para iniciar un proceso de transición hacia un estado de mayor conocimiento con respecto a la institución escolar, y por lo tanto, a la transformación de las prácticas.
1.- Reconocer la urgente necesidad de internalizar, de manera efectiva, los nuevos paradigmas de la información-comunicación por parte de todos los involucrados en el mundo educativo
2.- Transitar al aprendizaje colaborativo y en red, como mediación, en el marco de una práctica educativa intensamente mediacional
3.- Reinventar a partir de los viejos modelos de la organización escolar, la práctica de la gestión, y de repensar los liderazgos desde otros enfoques
4.- Asumir que la calidad y excelencia son dos términos ligados invariablemente a las buenas prácticas, a la generación de valor agregado de la escuela, al establecimiento de una autonomía relativa para la toma de decisiones y del reconocimiento público, es decir, la reconstrucción de una escuela abierta.
Pasemos al desagregado de cada uno de estos principios:
Sobre el primer punto, respecto a reconocer la urgente necesidad de internalizar, los nuevos paradigmas de la información-comunicación en el mundo educativo. De inicio deberemos advertir, que he dicho, internalizar, que no incorporar. Esto es relevante. La manera en que se ha operado en la mayoría de las instituciones educativas la incorporación de las tecnologías de la información y en especial del internet, ha sido mediante una lógica del “otorgamiento”, la donación. Del “nos instalaron”, es decir, es la idea arraigada asistencial, del “me das, para hacer”, lo que nos lleva a asumir de manera acrítica y unidireccional el equipamiento de las escuelas. Muchos ejemplos hay respecto al desconocimiento en el manejo, su utilidad e implementación de estos sistemas, procesos o los apoyos en las prácticas institucionales de docencia, gestión y en la administración escolar. Aquí se trata de identificar los alcances de este principio.
Por una parte es necesario introducir un cambio en las percepciones de los educadores sobre los valores en la escuela, así como, el desarrollo de una conciencia política sobre el papel de la escuela en los desafíos que enfrentan las comunidades. Se trata de desarrollar nuevas formas de interacción, en el marco, de una sociedad más compleja y de reconocer a las nuevas generaciones que nacen con una información genética adicional, a la que he denominado, la generación del “cromosoma on line”. El reto se ubica en educar para el siglo veintiuno y no para el siglo diecinueve.
El acceso a la información digital, el acelerado reporte de los resultados de investigaciones en tiempo real, la participación y consolidación de comunidades virtuales y el desarrollo del trabajo colaborativo en el marco de los códigos abiertos, son apenas alguno de los factores que han puesto en crisis a la institución escolar, y por lo tanto, a los actores, llamados, profesores.
Quien no entienda que el internet representa un mundo de oportunidades para la generación de conocimiento nuevo y de nuevas formas de concebir las relaciones interpersonales y de la organización de las instituciones, está condenado a vivir en una realidad que ya no es, que dejó de ser y que nunca más representará una posibilidad para el desarrollo humano.
Una de las conclusiones de inicio que se desprende de lo anterior, se refiere a la necesidad de repensar los viejos modelos pedagógicos, que den paso a las nuevas propuestas y enfoques educativos, en donde las tecnologías de la información no se asuman de manera periférica y asistencial, sino desde sus implicaciones epistemológicas, es decir, desde la problematización de cómo aprenden los estudiantes en un contexto complejo y dinámico. Por lo tanto, hablaríamos en la necesidad de que el magisterio nacional, participe en la construcción de nuevas estrategias que yo les llamo de cuarta generación[1], para inventar nuevas situaciones de aprendizaje en donde los estudiantes le den sentido y les signifique los tiempos y las acciones que desarrollan en la escuela, de manera cotidiana. “… el nuevo mundo… ofrece a las organizaciones una oportunidad de aprovechar nuevas fuentes de conocimiento y valor” (Tapscott y Williams, 2011, p. 34)
Con respecto al principio número dos referido al tránsito al aprendizaje colaborativo y en red en el marco de una práctica educativa mediacional. Lo primero que hay que reconocer, es la necesidad de revisar el modelo jerárquico en la conducción de las escuelas, es decir,  los modelos de gestión autoritarios y unidireccionales que hoy en día son obsoletos, simplemente por que tiene ante sí, el espíritu democrático que campea en la sociedad mexicana, y más en la generación .Net, que se resiste a acatar los viejos dispositivos del ejercicio del poder y que se expresa en sus “luchas” que se dan tanto en el hogar, como en la escuela. Esta generación ha hecho suyo “los avances tecnológicos a través del software social y las tecnologías colaborativas, [y] están superando con creces esa sensación de soledad y aislamiento…”, (Córica y Dinerstein, 2009), lo que implica que los nuevos ambientes para el aprendizaje deben valorar, de inicio, el capital simbólico y virtual de los estudiantes, antes y durante el acto de educar.
En este lógica, se ingresa al mundo de la innovación, con un sentido colaborativo y colegiado tanto entre los pares, como con los estudiantes. Se trata, de desmontar los viejos moldes para hacer docencia, para hacer investigación, para hacer gestión. Educar en tiempo real, es el nuevo desafío. Sí, me refiero a desestructurar el modelo e ideas de que estamos educando a nuestros estudiantes para que “que el día de mañana sean…”. Educamos para el presente, con énfasis en los aprendizajes transversales, no en los aprendizajes que aplicarán posteriormente y que para entonces serán obsoletos.
Otros factores que participan en una nueva concepción de cómo aprenden los estudiantes y del aprendizaje colaborativo y colegiado, es el cambio inherente de las prácticas docentes, sobre todo la manera en que conciben los profesores la comunicación con los estudiantes. Entramos, con esta idea, a la necesidad de intervenir la propia práctica, a repensarla, recuperarla, sistematizarla. Una de las posibilidades es romper con el efecto “maquila” en el acto de educar, respecto a que “todos deben aprender lo mismo, al mismo ritmo y con idénticas herramientas”, para que a la hora de valorar los logros, todos deberán demostrar que han logrado los mismos estándares. Se asiste, sin cuartel, a la homogenización como principio rector a seguir.
Es así como los profesores, debemos asumir la urgente necesidad de los cambios, y salir del “estado de confort”, en el que nos hemos instalado. Debemos trastocar nuestros modos y formas enajenantes de hacer docencia, de derribar nuestros rituales pedagógicos y asumir el cambio, con dolor, relanzar nuestras prácticas, con nuevas fuerzas, preguntándome a cada momento “¿Qué de lo que hago, educa”? o ¿En qué me fijo para decir que estoy educando?”. En efecto, son actos de humildad, de enterrar la soberbia y de asistir a valores como el liderazgo solidario, la colaboración incluyente, y el respecto a la práctica educativa de los estudiantes desde la mirada del valor agregado que evidencie sus transformaciones reales en su pensar, decir y hacer.
En esta tesitura debemos preguntarnos ¿porqué el magisterio no es totalmente proclive al cambio?. De inicio, y como una argumentación justa, podemos asumir, que no es exclusivo de nuestro gremio, que los cambios no son de corto plazo y que esta aparente resistencia tiene su explicación en el arraigo de las prácticas culturales, en la rutinización de la labor docente y a los intereses creados en las organizaciones que se niegan a dejar el cúmulo de privilegios e intereses.
Con respecto al principio tres, en cuanto a reinventar a partir de los viejos modelos de la organización escolar, la práctica de la gestión, y de repensar los liderazgos desde otros enfoques. Las aportaciones de Ben Levin (2010), son fundamentales, entre otras argumentaciones en su documento Cómo cambiar 5000 escuelas,  planteó las siguientes hallazgos: Involucrar a la comunidad en el quehacer de la escuela, generar capacidad educativa, desarrollar un liderazgo positivo, mejorar la enseñanza con el cambio de actitud del magisterio, procurar apoyo político a los cambios propuestos. Estos factores integrados en un proyecto institucional, requieren y demandan un nuevo modelo de gestión, nuevas prácticas de gestión, con un conocimiento profundo de los acontecimientos en la escuela y de una concepción del cambio desde la innovación e investigación.
Algunas ideas que plantee en la investigación sobre la gestión directiva en la Universidad de Guadalajara (Rosario, 2007) rumbo a un cambio de paradigma en la gestión, fue la de tratar de comprender y expresar una nueva concepción sobre la institución escolar, como una organización en permanente movimiento, de carácter sociohistórica, heterogénea, abierta y con estructuras académicas y administrativas flexibles, cíclicas y con esquemas de trabajo matricial y en red. Este último elemento, el trabajo en red es un concepto irrenunciable en las nuevas formas de concebir el trabajo en las instituciones de educación superior, como asumir que la generación de conocimiento nuevo es más pertinente en el modo 2 de hacer ciencia de Gibbons (1997).
Asimismo, planteamos que un nuevo modelo para la gestión e innovación escolar pasaba por entender que la problematización de los grandes retos y conflictos se convertían en tareas para asumir y reconocer las tendencias sociales, científicas, políticas, culturales y valorales. Todo ello con el involucramiento de los actores institucionales. El reconocimiento al valor agregado que tiene la institución escolar como organización en su conjunto, desde los colectivos, como, en términos de Senge, “organizaciones que aprenden”, lo que determina que la coordinación de los procesos institucionales se lleven a cabo en el marco de un intenso autoaprendizaje y actitud para estar interviniendo de manera integral y equilibrada, en un proceso de acción-reflexión-acción. 
 Reinventar nuevas formas y modelos de gestión educativa, y reconstruir nuevos liderazgos, pasa por entender que el aislamiento institucional es uno de los problemas que habrá que resolver de inmediato. Me refiero al hecho de que las instituciones de educación superior y, en general, las esculas mexicanas, se han  convertido en organizaciones cerradas, en el que se les dificulta la colaboración  y la innovación sustentable, es decir, acciones de trabajo intencionadas con proyectos desarrollados mediante redes horizontales y en donde la colaboración representa la oportunidad para que nuestros pares, aporten a la generación de conocimiento mediante la desaparición de las burocracias mecánicas y de la eliminación del principio de la desconfianza como directriz institucional.
Un trabajo en red, de carácter incluyente y con respeto y participación de los cuerpos colegiados, se destaca por su apertura y transparencia; el acceso a la información y por supuesto, por los grados de libertad de los actores participantes. Construir un proyecto, mediante una postura que incentive el desarrollo de las ideas y la creatividad para construir, considera como mediación a la gestión en su dimensión de intervención permanente. Este tipo de trabajo se viabiliza con la inteligencia y actitud de los actores de compartir sus hallazgos, resultados, e impactos de sus innovaciones. Es una forma de trabajo que rompe con la manera tradicional de entender y comprender la generación de conocimiento.
Se trata, además, de sacar provecho a la información, que como núcleo duro se tiene  y ha construido para la generación de mayor conocimiento y explicación de los fenómenos educativos.
Uno de los valores que hay que entender para avanzar en la concepción de compartir los recursos está en comprender que la producción académica individual o colectiva es un bien público, que la sociedad mexicana ha apoyado, mediante los diversos programas estatales y federales, para avanzar en la explicación y solución, en nuestro caso, de las problemáticas educativas, de responder a los cuatro grandes problemas de nuestro sistema educativo, cobertura, equidad, infraestructura y calidad.
La gestión y el liderazgo tienen en su escencia el principio de la responsabilidad social y formación de una nueva ciudadanía. Una de las ideas rectoras que están ausentes, por ejemplo, en los planes de desarrollo institucional, es sin duda, la expresión del tipo de ciudadano, del profesional que se pretende formar para una nueva ciudadanía. Esto tiene su génesis en los espacios escolares, en los contenidos culturales que los estudiantes aprenden en su actuación cotidiana, con sus pares y diversos actores que participan en su formación. Tal vez nos debería de llamar la atención el desprecio que se tiene del ciudadano actual de las normas, del tipo y calidad de la convivencia, de la promoción desde la escuela del individualismo exacerbado, del privilegio del tener más que del ser y, sobre todo, de la profundización desde la escuela del paradigma técnico-económico como modelo de vida.
¿Cómo avanzar hacia buenas prácticas de gestión? Las nuevas prácticas de gestión para las instituciones de educación superior, llevan necesariamente, la prioridad de generar un proceso de transición, en el que se desestructure el andamiaje institucional del estilo de gestión burocrática y empresarial que se expresa en el privilegio de lo administrativo sobre lo académico, del principio del control  sobre la evaluación colaborativa. Del premio individual que fomenta el aislamiento del sujeto y que se expresa en la entrega de emolumentos en especie o en estímulos económicos temporales, que en el convencimiento y reconocimiento de los esfuerzos de los colectivos escolares, en suma, es una clara evidencia, del valor que tiene la investigación sobre la docencia.
Hoy en día tiene más reconocimiento por parte de las entidades evaluadoras, la publicación de un artículo en una revista de otro país, que el haber generado aprendizajes colaborativos y significativos para toda la vida, en sujetos cuyos impactos estamos ciertos determinarán mejores condiciones sociales y productivas, en suma en buenas prácticas ciudadanas. En tanto que, pocas veces sabemos si el artículo publicado, ha generado procesos de pensamiento nuevo, o se constituyó en la génesis de un conocimiento  socialmente útil.
Volvamos a nuestro tema. Una nueva gestión con liderazgo se caracteriza por: reconocer el quehacer institucional de los actores, comprometidos con el ámbito social donde se ubica la organización escolar, en un proceso de autogestión y en su dimensión ética y de reconocimiento de los valores sociales de la educación superior. Los actores asumen como tarea cotidiana la investigación de su práctica en el marco del proyecto de intervención permanente institucional. Se mueven en la lógica de proyectos colaborativos y desde los cuerpos y redes de académicos organizados de manera corresponsable, en proyectos colaborativos e interinstitucional. Se pasa de una relación entre actores de tipo heterónomo a otro en donde la libertad y la autonomía, la autogestión y acciones cooperativas, propician ambientes institucionales de apertura y colaboración.
Por lo anterior, las aportaciones para configurar un nuevo paradigma de la gestión conceptualizan a esta como una práctica sociohistórica que despliegan los actores, en los diferentes espacios institucionales, pautados por las estructuras académicas y administrativas, en donde se materializan los contenidos de la gestión, es compleja, heterogénea y se mueve en un ambiente de conflicto y negociación, por lo que se le reconoce como práctica política y de poder, en tanto que sus valores y contenidos se expresan mediante actos comunicativos. Se refiere a la movilización y generación de estrategias deliberadas e intencionadas para una educación liberadora.
Los valores y contenidos para un nuevo modelo de gestión. La configuración del Modelo de Gestión de Intervención Permanente. (GIP) (Rosario, 2007:96-97)
1.- Tiene como principio epistemológico la interacción que se genera entre sujeto y objeto de conocimiento, en una dinámica horizontal de acción-reflexión-socialización. La gestión es un objeto que se problematiza, se argumenta por los propios actores en diálogo y mediante el aprendizaje colaborativo y, recupera, la práctica como tarea para iniciar la teorización de nuevas prácticas.
2.- Se construye desde la cotidianeidad, con actores comprometidos con los estudiantes y con su institución. Sus prácticas evocan solidaridad, inclusión y liderazgo. Los actores institucionales debaten sobre las hegemonías, problematizan el ejercicio de poder, y diseñan nuevos proyectos institucionales con valor agregado.
3.- El directivo o responsable de la institución pauta su actuación con una lógica horizontal-radial (dimensión de ida y vuelta), con un absoluto respeto al consenso de los académicos y del trabajo colegiado, colaborativo y participativo. Reconoce los resultados planteados en los proyectos y se mueve en la lógica de la evaluación del desempeño. Promueve la apertura y difusión de los resultados institucionales,  mediante diversos medios.
4.- La sistematización de la práctica de la gestión a través la problematización de la realidad, recuperación, tematización y teorización. Estas acciones eminentemente colectivas, son parte, de la investigación en la acción que las instituciones deben plantear en los procesos de mejora continua. Es sustentable toda vez que forma parte del tejido de la organización escolar, por lo que se reconceptualiza de manera cotidiana y permanente.
5.- Privilegia la comunicación en cualquiera de sus modalidades, en donde las tecnologías de la información y sus diversos programas automatizados, dimensionan a una administración de calidad, certificada y en donde los actores asumen, en esta lógica, a la academia como eje central de la vida en la escuela.
6.- La nueva gestión se desarrolla con una visión comparada con un sentido internacional. La internacionalización de la educación es una mediación para re-construir competencias de alta dirección y competitividad.
Algunos rasgos característicos de la Gestión de Intervención Permanente (GIP).
-               La construcción de una cultura institucional, que abra espacios para la creatividad y generación de nuevas ideas, desde el colectivo escolar
-               La construcción social de la práctica de la gestión que reconoce la historia y los saberes de los actores
-               La actitud investigativa sobre la práctica de la gestión, en donde los actores se mueven como reformadores. La evaluación que permita la identificación del logro educativo para con sus resultados institucionales y tomar decisiones  y de reaprender de la realidad
-               Es mediacional y reeduca al colectivo escolar. Los conflictos, contradicciones, ausencias son tareas en permanente recuperación para lograr los consensos cara a cara
-               No se reduce a la administración de la institución o en el cumplimiento de lo que establecen los manuales de procedimientos de manera inflexible.
-               Su impacto se ubica en las redes que se construyen con diversas entidades, actores sociales, proyectos que permiten a la institución escolar expresarse, ampliando la geografía institucional.
-               Su dimensión metodológica es de carácter dialéctico y estratégico. Sus procesos están direccionados por la práctica, se confronta con la teoría para regresar a la práctica, en una acción ascendente de aprendizaje y crecimiento de los actores de la gestión.
-               Demanda la formación de nuevos líderes académicos para la gestión, lo cual implica: la habilidad de dirigir, comunicarse e involucrarse en los proyectos; habilidad para sensibilizar y generar sentido de pertenencia de sus colegas, de construir el sentido de responsabilidad y corresponsabilidad; de actuar de manera estratégica, con oportunidad y claridad cuando el momento así lo requiera; generar la cooperación y colaboración.
El cuarto principio que delinea el soporte de esta conferencia se relaciona con asumir que la calidad y excelencia se articulan invariablemente a las buenas prácticas, a la generación de valor agregado de la escuela; la construcción de una autonomía relativa para la toma de decisiones y, del reconocimiento público en el marco de una escuela abierta. Esta idea se expresa de manera total en el desarrollo de la escuela colaborativa y significa construir un nuevo modelo con el soporte de la infraestructura de las tecnologías, que permita el acceso abierto a los contenidos curriculares en lo que Tapscott y Williams (2011), denominan, en el caso de la Educación Superior, Red Global, con una  biblioteca mundial de materiales educativos, en donde los estudiantes de todo el mundo tengan acceso para armar sus propias rutas de aprendizaje personalizado y con apoyo de instructores de diversas instituciones mundiales.
La calidad y excelencia no se logra exclusivamente mediante el cumplimiento de indicadores. Si bien este es el modelo con el que nos han evaluado y acreditado para lograr el reconocimiento de los programas educativos de calidad, también es cierto que debemos replantear los alcances de este formato. Una propuesta tiene que ver con los impactos de la producción académica de las instituciones; otra sobre los vínculos reales de la institución escolar con las comunidades y trabajos concretos en el marco de las necesidades específicas; también se pueden visualizar los efectos de las diversas prácticas profesionales tanto para que los estudiantes construyan rutas profesionales, como de la reconversión de las prácticas de los actores y de los sistemas de las entidades productivas y sociales. Asimismo, se valoraría, no nada más, por ejemplo, si se tiene la suficiente infraestructura educativa y equipamiento, sino preguntaríamos, ¿cuáles son los efectos y resultados en la formación de los estudiantes? todo ello con evidencias multireferenciadas y recuperadas. Tendrían valor similar la docencia y la investigación.
Ubicados en este marco conceptual, es necesario que se reconozca la práctica docente como el espacio fundamental para generar la calidad en la formación de los estudiantes.
Como Ben Levin (2010) lo demostró, una de las políticas que permiten la mejora continua de la educación es la transformación de las prácticas escolares.
“Si el propósito es transformar la práctica, la duda, la confusión, la indagación y la creación son elementos irrenunciables para elaborar otras opciones recuperando el quehacer cotidiano...” (Rosario, 2011:23).
¿Cómo generar en el propio docente la percepción y el convencimiento de que su quehacer cotidiano vale la pena? ¿Cómo transitar de una práctica docente normada, estructurada en el marco convencional de los haceres del profesor, hacia una práctica altamente mediacional y constructivista?, Las respuestas se ubican en la construcción por parte del profesor de su proyecto de innovación, de la docencia subsumido en el contexto de un proyecto de gestión de intervención permanente. Formalizar un proyecto de innovación en la docencia se inicia con la búsqueda de la congruencia entre el discurso del profesor y las acciones desencadenadas en la práctica. En esta lógica, la recreación de los contenidos curriculares durante el proceso de la práctica curricular vivida, permiten diversas miradas y genera creatividad en las propuestas y formulaciones de situaciones de aprendizaje de un menor conocimiento, a otro de mayor conocimiento.
No puede existir un proyecto de innovación en la gestión sin la construcción de proyectos de innovación en la docencia. Esto es, se trata de asistir a una comunidad o colectivo escolar que aprende y reformula de manera permanente la viabilidad de los procesos y productos de la institución escolar.
Lo anterior nos remite a la configuración de comunidades de aprendizaje en donde la capacidad de los actores institucionales para transformar su rol y abrir su trinchera individual, nos permite reconocer la distribución del poder con sentido de equilibrio y en donde los actores, todos, son sujetos y objetos de transformación.
Como lo he sostenido a lo largo de esta discertación, aprendizaje colaborativo, es un proceso pedagógico y de gestión orientado en una comunicación constante, de construcción individual y colectiva del conocimiento; de la formación en valores mediante procesos de significación, así como la implementación de recursos reflexivos.
La docencia, generadora de conocimiento nuevo, forma individuos con capacidades para formularse preguntas, confrontar sus hallazgos a la luz de la teoría o marcos conceptuales explícitos, para volver a preguntarse por las prácticas sociales en la realidad en la que el individuo se desenvuelve.
Algunas líneas que evidencian que el profesor se ubica en un proyecto de gestión e innovación para la calidad son: (Rosario 2011).
- El autoreconocimiento del valor que tiene como educador y líder  transformador. Se trata de reconocer sus motivaciones e incrementar su autoestima para movilizar conciencias con profundos valores éticos y sociales.
- Identificar, integrar y asumir que los saberes académicos que construirán sus estudiantes son cognoscitivos, procedimentales y actitudinales. Propiciar en los estudiantes el aprendizaje permanente y de una actitud de insatisfacción y búsqueda y de que el hombre en lo individual y en comunidad tienen el derecho y obligación de una mejor calidad de vida.
- Reconocer como prioridad la intencionalidad educativa de sus acciones en cada uno de los ambientes de aprendizaje que despliegue para los estudiantes. El acto de educar es un proceso y representa la oportunidad para imaginar, crear y gozar del mundo de la escuela, por lo que el desarrollo  de la capacidad educativa   guarda como tarea transcendente, la generación de percepción positiva del quehacer en la escuela por parte de la sociedad.
Quiero terminar mi intervención compartiéndoles algunos principios básicos para el cambio educativo en México, desde sus escuelas. Estas ideas representan actualmente la base de mis preocupaciones como académico y son el fundamento de mis proyectos de investigación que desarrollo actualmente:
  1. La construcción de un nuevo modelo educativo para México, en el marco de la democratización de todo el sistema educativo.
  2. Diseño de nuevas políticas públicas para todo el sistema educativo que tomen como valor fundamental la configuración y formación de una nueva ciudadanía.
  3.  Convocar a una cruzada nacional por la mejora de nuestras instituciones educativas, bajo los siguientes criterios:
     -  Recuperar el valor de la escuela mexicana;
- Desestructurar las hegemonías y élites académico-administrativas de cualquier tipo de organización que impida la transformación de la educación en México;
- Trastocar las prácticas de gestión directiva que inmovilizan e inhiben cualquier intento renovador dentro de la estructura organizacional de la escuela mexicana.
- Dotar de autonomía relativa a la gestión en las escuelas para la toma de decisiones.
- Involucrar a entidades y sectores públicos, privados y sociales para coadyuvar en el mejoramiento, bajo la etiqueta de programas “complementarios para la calidad educativa” con la rectoría del Estado.
  1. Repensar las estrategias con respecto al tratamiento de los problemas educativos de carácter estructural como son la cobertura, la equidad, la infraestructura y la calidad, desde otras perspectivas y lógicas de intervención, mediante modelos pedagógicos sustentables, on line, de contenidos abiertos, y de una amplia movilización para el acceso y disponibilidad de los contenidos curriculares y por lo tanto, del acceso de la escuela mexicana bajo el concepto de escuela abierta a la comunidad.
  2. La investigación educativa en el marco del Modo 2 de hacer ciencia de Gibbons, deberá ser una mediación para una política vinculada al proyecto escolar de cada institución, en la búsqueda de sistematizar y documentar, los conflictos, fortalezas, ausencias y contradicciones de la escuela mexicana, lo que implica un ir y venir de la indagación, problematización, y vinculación a la socialización de sus resultados. Esta política tendría un carácter permanente y obligatorio.
  3. Construir un nuevo modelo para la formación y actualización del docente mexicano. Algunos de los marcos teóricos y metodológicos que contendría   dicho modelo son: la pedagogía crítica de Freire, Peter Mclaren, Michel Apple, la pedagogía liberadora de Paulo Freire, el paradigma de la complejidad de Edgar Morín, las investigaciones de Benjamin Levin y el modelo de formación de docentes desarrollado históricamente por la Universidad Pedagógica Nacional, entre otros.
  4.  Establecer como prioridad la atención a grupos y sectores de la población ampliamente vulnerables con políticas públicas permanentes que transformen las actuales estrategias y mecanismos de apoyo a dichos segmentos. Esto significa abatir los niveles de pobreza y de alta marginación mediante intervenciones socioeducativas y con estancias que motive a los profesionales a permanecer durante temporadas amplias y mediante un esquema de ganar-ganar, sobre todo en la geografía màs alejada de las zonas urbanas.
Me queda claro que vivimos tiempos cruciales en este país sin caer en romanticismos que obscurecen las miradas de la realidad objetiva. Si les puedo asegurar estimad@s colegas que en el cambio de nuestra actitud, el valor que le demos a nuestra tarea cotidiana, y el reconocimiento y satisfacción de formar al nuevo ciudadano mexicano para el siglo XXI, se encuentran o se ubican los motivos para no cruzarnos de brazos y de pensar en sentido negativo de que este país no puede salir adelante. Todo lo contrario, trasformemos nuestras concepciones, nuestras prácticas educativas y de gestión y demos testimonio de que México, crecerá con mejores posibilidades, eso no me queda la menor duda. Ahí estaremos.
Referencias Bibliográficas
-               CÓRICA José Luis y DINERSTEIN, Patricia. (2009). Diseño curricular y nuevas generaciones. Incorporando a la generación .NET.  Editorial Virtual Argentina. Argentina.
-               GIBBONS, Michael, LIMOGES, Camille, NOWOTNY, Helga, et.al. (1997). La nueva producción de conocimientos. La dinámica de la ciencia y la investigación en las sociedades contemporáneas.  Ediciones Pomares. Barcelona, España. Recuperado el 10 de marzo de 2012 de: http://respaldo.fcs.edu.uy/enz/licenciaturas/sociologia/cts/Modulo2_Gibbons.pdf
-               LEVIN, Benjamin. (2010). Cómo cambiar 5000 escuelas. OISE/Universidad de Toronto.  Toronto, ON, Canadá
-               ROBLES, V. Héctor. (Coord.) (2012). INEE. Panorama Educativo de México 2010.Indicadores del Sistema Educativo Nacional.Educación Básica y Media Superior. México.
-               ROSARIO, M. Víctor M. (2011). Los saberes del profesor para transformar su práctica docente por competencias. Hacia la innovación en la docencia. Red de Académicos de Iberoamérica. A.C. Palibrio. Bloomington, In. E.U.
-               --------------------------------  (2007). La gestión directiva en la Universidad de Guadalajara. Reconstrucción de las experiencias de dos Centros Universitarios. (2001-2007). CONACyT. Edit. Universitaria. Universidad de Guadalajara, México.
-               TAPSCOTT, Don y WILLIAMS D. Anthony. (2011). MACROWIKINOMICS. Nuevas fórmulas para impulsar la economía  mundial. Edit. Paidós. Barcelona, España.




[1] Las estrategias de primera generación son aquellas actividades del profesor de corte magisterial, con todas sus implicaciones pedagógicas de carácter heterónomo; las de segunda generación, se refieren a la incorporación en las actividades del estudiante del apoyo de materiales básicos como el libro, la libreta, el pizarrón y los premios y castigos; en el tercer paquete de estrategias se refieren a aquellas acciones en el que se incorporan algunas técnicas didácticas  centradas todavía en el profesor en el supuesto de que los estudiantes pudieran diversificar las formas de trabajo para aprender. En estas primeras estrategias, el examen, para evaluar los productos se convierte en el instrumento para determinar el logro de los aprendizajes. El centro del proceso educativo sigue siendo el profesor. Las estrategias de cuarta generación nacen en el contexto de la implementación de diferentes modalidades educativas y del trabajo virtual en el aula, como la posibilidad de que el estudiante aprenda y construya conocimiento mediante diferentes caminos. El proceso se centra en el estudiante, él determina su trayectoria escolar y asume que la corresponsabilidad de su formación es clave para un buen pronóstico y éxito escolar.