Estimados Coleg@s
El 17 de diciembre de 2010 asistimos a una de las prácticas corporativas más visibles que hoy en día viven las universidades públicas, la destitución del presidente del Consejo Social de la Universidad de Barcelona. Las acusaciones: "perjudicar a la UB e impuslsar un cambio en el modelo de gobierno de la universidad". Coello, en efecto, se ha pronunciado por reformar el control y la gestión universitaria para evitar "corporativismos". Más allá de pronunciarnos y de calificar esta destitución, representa una evidencia más de que las comunidades de académicos, con una plataforma de discusión abierta y de cara a la sociedad civil, deben iniciar el proceso fundamental para revalorar el trabajo institucional de la universidad pública y que se reoriente su modelo de organización administrativa, académica y porqué no,también en su dimensión política. Asimismo, dialogar en torno al rol que debe asumir, en comunidad, para su aporte en el cierre de las brechas cotidianas de los diversos sectores sociales. El reto, poner a debate la gestión y las formas de gobierno universitario. Vale este artículo, para iniciar la problematización sobre los modelos de gobierno universitario.
La universidad latinoamericana requiere profundos cambios estructurales, de su misión y visión con responsabilidad social que vincule sus procesos y productos a los requerimientos para el desarrollo nacional y de los menos favorecidos con un sentido ético, incluyente, democrático y sustentable.
martes, 11 de enero de 2011
lunes, 10 de enero de 2011
El Ambiente y la Actuación del Detente de la Universidad Pública
Estimad@s Colegas
El inicio de un nuevo año invariablemente sumerge a la población en un ambiente de revisión en los diversos ámbitos de su vida cotidiana. Por lo general se construyen o dibujan nuevos proyectos, propósitos y expectativas. Es válido este estado de ambientación que rodea las condiciones humanas para configurar escenarios posibles y mejorar la calidad de vida en comunidad. Este breve contexto, también vale para las comunidades de universitarios que ven con escepticismo y duda el cumplimiento de los objetivos sociales e intitucionales de la universidad pública y más específicamente en sus propios cuerpos académicos. La inmovilización parece que es la constante, la contemplación ahora representa el rol de las comunidades univesitarias. Los espacios para el debate desde los órganos de gobierno cada vez más representan una excepción. La lógica de trabajo se ve permeada por las élites universitarias y hegemónicas implacables contra la disidencia. El resultado, en el marco de una realidad social, científica y profesionaldesencadenada e imparable, determinan que las brechas cada vez más pronunciadas entre una sociedad que exige y reclama más dinamismo de la universidad, frente a las respuestas escleróticas de los directivos de las universidades públicas con relación a las grandes necesidades nacionales. ¿Cómo romper esta línea de actuación?
El inicio de un nuevo año invariablemente sumerge a la población en un ambiente de revisión en los diversos ámbitos de su vida cotidiana. Por lo general se construyen o dibujan nuevos proyectos, propósitos y expectativas. Es válido este estado de ambientación que rodea las condiciones humanas para configurar escenarios posibles y mejorar la calidad de vida en comunidad. Este breve contexto, también vale para las comunidades de universitarios que ven con escepticismo y duda el cumplimiento de los objetivos sociales e intitucionales de la universidad pública y más específicamente en sus propios cuerpos académicos. La inmovilización parece que es la constante, la contemplación ahora representa el rol de las comunidades univesitarias. Los espacios para el debate desde los órganos de gobierno cada vez más representan una excepción. La lógica de trabajo se ve permeada por las élites universitarias y hegemónicas implacables contra la disidencia. El resultado, en el marco de una realidad social, científica y profesionaldesencadenada e imparable, determinan que las brechas cada vez más pronunciadas entre una sociedad que exige y reclama más dinamismo de la universidad, frente a las respuestas escleróticas de los directivos de las universidades públicas con relación a las grandes necesidades nacionales. ¿Cómo romper esta línea de actuación?
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